ÚLTIMO DÍA (COMPLETO) EN PITEÅ (II)

Aquí nos veis posando antes de sumergirnos en las entrañas de la fabrica de la papelera Smurfit Kappa. No hemos salido de una peli de la Guerra de las Galaxias, es que los chalecos reflejaron el flash.

Hola en nuestro último día efectivo en Piteå, puesto que mañana salimos pronto para el aeropuerto de Luleå. Hoy hemos visitado una de las principales industrias de la ciudad, la papelera Smurfit Kappa. Aquí la llaman "the stink of money" (la peste del dinero), porque podéis imaginar como huele si habéis pasado cerca de la que hay en San Juan del Puerto (o si sois muy propensos al consumo de coles hervidas) y es, según nos explicaron ya dentro, la que produce el 15% de esa primera capa de cartón satinado que cubre cualquier envoltorio de cartón que podáis hallar en Europa, lo que la hace la fábrica más grande e importante de papel de sus características en el continente. Vamos, un pastón.

Hemos hecho el camino a pie desde el instituto, porque la fábrica está muy cerca del centro de la ciudad (aunque sigue siendo un buen paseíto llegar hasta allí).

The stink of money.

Antes de entrar a las instalaciones, acompañados por Cecilia y guiados por un empleado de la compañía, José Antonio advirtió al grupo de las restricciones que se imponen al uso de cámaras dentro de las instalaciones. Sólo nos permitieron hacer una foto, que es la que preside este comentario.

Al entrar en la fábrica, las normas de seguridad nos obligaron a usar chaleco y casco protector. También nos dieron unos taponcillos de silicona para cubrirnos los oídos, ya que el sonido de la maquinaria es insoportable y puede ser dañino. Pero contra lo que no hay protección posible es contra el pestazo que hay, y que por supuesto es imposible reproducir en este blog (por lo menos mientras no inventen los ordenadores olorosos). Más de una se quiso dar la vuelta nada más entrar, pero aguantaron todos, con gran dignidad y con los dedos en forma de pinza en la nariz. Ah, no veréis ni a Tatiana ni a Isa Aguaded en las imágenes. No ha pasado nada, sólo que Sandra, su anfitriona sueca, no pudo traerlas a tiempo.

Y de vuelta (andandito de nuevo) al instituto, entramos a una clase de español con Cecilia, en la que Emilio, Raquel, Tatiana, los Albertos, Ana Isabel Juan y algunos más que me dejo (no sé si Vicky, o Macarena, o ambas, o ninguna; a estas alturas...) respondieron en español a las cuestiones que la clase les hizo. Una estupenda experiencia.

Pues lo dicho. Esta tarde van a hacer alguna fiestecilla de despedida, y mañana temprano serán los lloros de la partida en el Aeropuerto de Luleå. Y estaremos para contarlo. Saludos.

(Escrito por Agustín)